M. Llongueras nace en Barcelona. Es licenciada en Pintura Mural por la Llotja de Barcelona. Realiza estudios de pintura al óleo con el
maestro Vilà Cañellas así como en la Escuela del Mediterráneo con Torrents Lladó (Palma de Mallorca).
Expone profesionalmente en España desde el año 1981. Encontramos obras suyas en Japón, Canadá, USA, Argentina, Turquia, Alemania, Bélgica, Holanda, Italia,
Francia...
Han escrito sobre su obra:
JOSEP Mª CADENA (periodista y crítico de arte)
Las obras de Maite Llongueras nunca son la expresión de la convencional belleza de la naturaleza, sino que ponen de manifiesto los sentimientos que la pintora
comparte con la sociedad a la que pertenecemos. Son obras activas que ponen de manifiesto la voluntad, que todos llevamos en nuestro interior, de ser uno mismo. Y aún me atrevería a decir que la
misma afirmación de la personalidad la encontramos en la temática del carrussel que, engarzada en los últimos años, ofrece como novedad en la presente exposición.
De una manera u otra la vida, a pesar de la estabilidad que queremos darle, es como un parque de atracciones en el que la mirada se enciende, el corazón late con
fuerza y los sentidos se despiertan cuando decidimos aprovechar las oportunidades de diversión que nos ofrece. El carrussel gira y los caballitos, aparentemente inmóviles, suben y bajan mientras
creemos avanzar hacia nuevas situaciones que, en realidad, al final del viaje, nos llevan al punto de partida. Pero el goce del viaje, aunque siempre sea efímero y no lleve a ningún sitio, es muy
nuestro y nadie nos los podrá arrebatar.
M. Llongueras consolida con esta exposición sus cualidades como pintora que en la realidad tangible sabe encontrar las emociones que pertenecen al inmenso ámbito del
espíritu. En los cuadros que presenta está ella, pero también estamos nosotros en el crecimiento de los sentimientos y en el girar de las cosas.
CARLES DUARTE I MONTSERRAT (poeta y Director Fundación LLuís Carulla)
Maite Llongueras es una artista de una vitalidad excepcional, comprometida con la existencia, con la luz exultante que enciende los colores y escribe en cada forma
la plenitud de su gesto. Hace tiempo que sigo y admiro la obra de Maite Llongueras, su talento singular para hacer de cada trazo una expresión sutil y chocante de belleza. Estimo su forma
prodigiosa de hacer surgir del mar su alma reflejada de cristales azules y verdes donde nuestros ojos se zambullen atónitos y jubilosos.
Ahora con la exposición TIBIDABO 360º Maite Llongueras retoma precisamente este paisaje de sentimientos profundos, latentes, fundacionales y nos invita a una
experiencia empapada de la magia de los sueños, como si el círculo que hace años considerábamos ya cerrado se reabriera para acogernos de nuevo en un abrigaño familiar que persiste y
reiniciáramos el trayecto cíclico del avión panorámico, de los caballitos, de la noria... que prosiguen incesantes su paso parsimonioso serpenteando el mismo escenario que el ciclo de las horas y
de las estaciones progresivamente transforma.
La Sierra de Collserola que el Tibidabo culmina deviene en esta espléndida serie de pinturas un territorio particular desde donde podemos observar el mundo, por qué,
más allá de la sucesión de las imágenes reiteradas, hay un alejamiento del tiempo concreto, real, para dejarnos llevar por los parajes imprecisos de la mente hacia lo que más esencialmente éramos
y somos, como un retorno, reencontrándonos.